Venezuela vs. Big Tobacco

En enero de 1999, el gobierno de Venezuela entabló una demanda en contra las compañías tabacaleras estadounidenses, buscando recuperar los daños causados por el uso del tabaco en el país. Entre los demandados se encontraban los principales productores del mundo, incluyendo a la British American Tobacco Co. Ltd. y Phillip Morris, quienes son los productores directos e indirectos de la mayoría del tabaco que se consume en Venezuela.

El monto de la demanda introducida en una corte del Condado de Miami-Dade ascendió a la bicoca de varios billones de dólares.

«Por décadas, la conducta de Big Tobacco (término con que se identifica a las compañías tabacaleras en los EE.UU.) ha causado incalculables perdidas humanas, enfermedad, inhabilitación, dolor, sufrimiento, enfermedad y pérdida económica a los usuarios de sus productos» dice el libelo de demanda, alegando que las muertes relacionadas con el tabaco han afectado a la economía restándole trabajadores saludables, quienes hubieran pagado impuestos y producido más bienes y servicios.

La demanda buscaba emular demandas estadales y federales en contra de las compañías tabacaleras, bajo la presunción de que las vidas de los ciudadanos venezolanos eran tan valiosas como las vidas de los estadounidenses. Pero al final fue desestimada por un juzgado de apelaciones de Florida, basándose en la doctrina de la lejanía (remoteness), la cual establece que una parte no puede demandar por el daño sufrido por un tercero. Es decir, la Corte dictaminó que si hubo daño, no fue a Venezuela.

Y Venezuela no es la única tratando de obtener el reembolso y daños por los efectos del tabaco en su población. Rusia, Ecuador, Nicaragua, Ucrania y Brasil se encuentran entre los países que han demandado a las tabacaleras aspirando obtener una sentencia como la que obtuvieron 46 estados norteamericanos en noviembre de 1998, cuando las compañías se comprometieron a pagar más de $200 billones de dólares durante los siguientes 25 años.

A diferencia de las demandas locales los gobiernos extranjeros han tenido un recibimiento hostil en las cortes, llegando incluso a advertirles, como en la sentencia a la apelación del gobierno venezolano, que es inapropiado tratar a los tribunales estadounidenses como si se tratase de los tribunales del mundo.

De acuerdo a declaraciones dadas por Steven Marks, abogado por Venezuela y miembro de la firma «Podhurst, Orseck, Josefsberg, Eaton, Meadow, Olin and Perwin» de Miami, a la Associated Press, Venezuela trató de negociar por 10 meses con las compañías tabacaleras el establecimiento de restricciones en los métodos de mercadeo de cigarrillos, un incremento en la educación acerca de los daños de éste y la provisión de fondos para el tratamiento e investigación del cáncer, y estas rechazaron cualquier intento de llegar a un acuerdo. Según Marks, muchas de las compañías inclusive se negaron a recibirlos para discutir las propuestas del Gobierno, y las pocas que respondieron dejaron en claro que no tenían ninguna intención de discutir acuerdos económicos o de cualquier clase.

Big Tobacco controla prácticamente todo el mercado de tabaco en Venezuela y sabían que sus productos eran adictivos, afirma la demanda, añadiendo que «por décadas Big Tobacco ha conspirado para esconder la verdad acerca de sus productos e información acerca de los riesgos asociados con su uso con el sólo propósito de asegurar, mantener y maximizar sus ganancias».

Guatemala fue el primer país en demandar a compañías de tabaco estadounidenses, pero su reclamo fue ignorado por la Corte Federal de Apelaciones de los Estados Unidos que se declaró incompetente de conocer de la causa. Esta decisión cerró la posibilidad a naciones extranjeras de demandar en el cortes federales a las compañías tabacaleras, dejando solo abiertas las puertas de las cortes estatales que, como en el caso de Florida, también han empezado a cerrarse.

En Venezuela el tabaco es expendido libremente a menores de edad y su publicidad los hace target directo en las campañas, práctica prohibida en los EE.UU. Y entonces, si es verdad que un venezolano es tan valioso como un estadounidense, ¿por qué lo que es bueno para ti no es bueno para mí?

Cualquier cantidad de excusas legales pueden darse con o sin razón acerca de las razones para rechazar las pretensiones del gobierno venezolano, pero lo que no puede negarse es que ya se ha establecido una relación entre las compañías tabacaleras, su producto y la muerte de millones personas sean estadounidenses o no.

Si es verdad que el Gobierno no posee el derecho a exigir un resarcimiento, ¿pueden los ciudadanos que la corte ha especificado como víctimas directas hacerlo de su propia mano?

Venezuela debería iniciar una campaña dirigida esto. A educar y concientizar a sus ciudadanos que están siendo víctimas de una confabulación para enriquecerse a costa de su salud. Ya los estadounidenses lo han hecho con cierto éxito.

De enseñar que a la hora de verse afectado hay un culpable y que este puede ser responsable por la pérdida de la vida de un ser querido a manos del tabaco.

No es suficiente poner advertencias en cigarrillos y cortar los comerciales en la televisión. ¿Qué hay del bombardeo masivo a través de eventos y en las pantallas del cine?

Por lo pronto Venezuela no se ha quedado tranquila, y aunque los acontecimientos políticos y las sentencias en contra han aminorado el paso del proceso, aún se puede obtener una opinión favorable de los tribunales estadounidenses en los estados que no han dado su opinión como Texas y Louisiana. De hecho, ya existe en el Congreso de Venezuela un proyecto de ley dirigida a la regulación del expendio y publicidad de este producto.

Yo no sé mucho de leyes, pero ¿qué hay acerca de los tribunales venezolanos? ¿Por qué no iniciar una demanda en nuestra propia tierra?

Yo fumé por un tiempo, pero ya no lo hago. Lo hice por poco tiempo al darme cuenta que no importa cuánto humo echara no me iba a volver una chica Belmont. Pero tú que estás todavía atado en esa red o que ya has sido víctima de sus efectos, ¿por qué no demandas? Te aseguro que existen unos bolsillos bien hondos que pueden pagar por la pérdida irreparable de tu salud.


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