La cálida brisa de una hermosa noche de verano me acariciaba suavemente el rostro, haciendo que el cansancio por los excesos cometidos se multiplicara hasta conducirme casi al desmayo. Antes…
La cálida brisa de una hermosa noche de verano me acariciaba suavemente el rostro, haciendo que el cansancio por los excesos cometidos se multiplicara hasta conducirme casi al desmayo. Antes…