La novela negra refleja auténticamente la situación actual de Cuba. Tiene varios exponentes, con la característica de que residen en Cuba, o Cuba reside en ellos como nos lo hacen entender. El mismo estado cubano se encargó en algún momento de publicarlos, situación interesante, pues estas obras no son exactamente oficialistas.
La cadena de televisión española TVE (en su versión internacional), tiene un espacio bastante llamativo llamado Puente atlántico. Mis episodios favoritos son dirigidos y presentados por José Manuel Martín Medem; el programa tiene muchos enfoques y está orientado al conocimiento de nuestra cultura y sociedad, una sociedad que los europeos ven exóticamente. (Es mi opinión y puedo estar equivocado).
El capítulo se llamaba Casa de América. Era el primero que veía y mi primer sentimiento fue de vergüenza. Como estudiante de letras no podía creer que el canal más chismoso del mundo estuviera dándome una clase de literatura.
El gran Amir Valle fue entrevistado en el programa. Este autor, junto con Lorenzo Lunar son dos de los destacados escritores que han desviado la atención literaria hacia Cuba. Amir Valle, periodista egresado de la universidad de La Habana, ha ganado premios nacionales e internacionales como ensayista, novelista y cuentista. Cabe mencionar el premio internacional de ensayo «Próspero Morales Pradilla»de Colombia en 1997, el premio de novela negra «Distel Verlag» de Alemania en 1998 y el Premio Internacional de Cuento «Casa de Teatro» en el año 2002, de la República Dominicana.
Lorenzo Lunar, también destacado como crítico, fue galardonado recientemente con el «Novelpol» y el «Brigada 21» a la mejor novela original en castellano por su trabajo «Que en vez de infierno encuentres gloria». Ganó también el premio «Hammett» que se le concede también a la mejor novela negra, en el año 2003.
Estos dos autores representan a la última generación de escritores de la novela negra cubana. Abundan en estas creaciones los presidentes criminales, la corrupción, la tortura, el narcotráfico, el contrabando, la malversación, la prostitución y muchos otros males que aquejan a todos los países latinoamericanos, pero que son apuntados hacia la vida cotidiana cubana.
La pobreza extrema, otro mal importado y exportado por nosotros, crea, según el crítico cubano José Latour, tanto protagonistas reivindicadotes como antagonistas que, por escapar del barrio marginal, se alistan en los cuerpos armados, otros se prestan para acciones sórdidas y patéticas, en fin…Ustedes completen la lista.
Para valorar en qué medida la ficción literaria se corresponde con la realidad cubana basta con revisar superficialmente la segunda mitad del siglo XX. Sí puede decirse que en casi la totalidad de este medio siglo han sido de conocimiento público casos reales que sirven de fuente de inspiración a los creadores literarios.
Lo curioso como mencioné al principio, es que el estado cubano ha publicado en ciertos momentos estas obras. Es muy conveniente para el gobierno de Cuba esta posición, se presta para la propaganda política, la desgastada arma de la dictadura castrista. «No hay represión, no hay censura…»
Lo cierto es que la cuestión se le ha ido de las manos al gobierno cubano. Estos autores han tenido la fortuna (fortuna de cualquier escritor) de ser publicados en el extranjero, lo que ante los ojos del gobierno significa «darle armas al enemigo», o en otras palabras, prestarse a ser manipulados, según las mismas palabras de Amir Valle.
Al parecer han empezado a ser presionados los autores que siguen esta tendencia, lo que nos dejará, si las presiones tienen éxito, con lo mismo de siempre, una historia incompleta de Cuba. Solo valdrá el punto de vista oficial. Suena caché, pero que injusticia.
Estos autores, según palabras de ellos mismos, no tratan de explicar la realidad cubana, no dan explicaciones ni las piden. Simplemente la muestran. El mundo no es tan grande y ya se puede decir con certeza que en Cuba hay que sobrevivir. Esto llega a niveles extremos. A veces hay que venderse o robar para sobrevivir. El criminal bloqueo norteamericano a Cuba tiene parte de la culpa en esto. Pero ese mismo bloqueo ha sido utilizado por Fidel Castro para permanecer en el poder por 45 años. Estos escritores lo saben, por que viven allá. Y les duele.
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