Detesto tener que mencionar a Reagan una vez más en este número del Nuevo Cojo, pero es simplemente imposible evitar la comparación. Porque mientras la prensa estadounidense caía de de rodillas en una especie de fellatio post mortem a uno de los hombres más detestables de la historia del siglo veinte, pasó a mejor vida Ray Charles, músico excelente, ex heroinómano, padre crónico y fundador de uno de los géneros musicales más hermosos que ha existido, el soul. Su voz inconfundible se apagó el pasado 10 de junio tras sucumbir en la lucha que tenía con problemas hepáticos desde hacía al menos 10 años.
Ray Charles no fue un hombre perfecto, pero tampoco pretendió serlo. Vivió y dejo vivir sin complicarse la vida, que ya era más que difícil de lo que merecía desde los seis años, cuando el glaucoma le cegó para siempre. (Y no elaboremos sobre el hecho de ser negro en el sur norteamericano de mediados del siglo pasado)
Pero esto no evitó que vistiera una sonrisa eterna (quien lo haya visto serio alguna vez que lance la primera piedra) y que desarrollara un talento impresionante, con el que se destacó como multiinstrumentista, compositor y director de banda. Aunque fue como cantante que su popularidad se extendería por el globo. Charles nació en Albany, Georgia, el 23 de septiembre de 1930, en una familia de obreros que se mudaron a Greenville, Florida cuando este aún era un bebé. Sus padres murieron jóvenes, por lo que se vio forzado a ganarse la vida desde niño, descubriendo un talento natural para música.
Este talento lo llevó a Seattle en 1947, y ya a principios de los años cincuenta estaba grabando con su estilo peculiar mezcla de Rythm & Blues, Jazz y Gospel por el que sería reconocido toda su carrera. En 1951 obtendría su primer éxito con la canción «Baby, Let Me Hold Your Hand», su segundo en 1955 con «I Got a Woman». A estos le seguirían decenas de éxitos más incluyendo «Unchain My Heart» y «Hit the Road Jack».
Pero Charles no alcanzó una audiencia nacional hasta que «What’d I Say,» se convirtió en un Top Ten en las listas estadounidenses en 1959. Este sencillo lo consolidaría como uno de los músicos más importantes de la época, haciendo de su nombre uno de los más reconocidos en todo el mundo.
Pero a pesar de su capacidad de llegar a una audiencia internacional mediante el soul, Ray Charles estaba más interesado en la experimentación con el jazz, el country, y el pop, géneros en los que trabajo hasta el día de su muerte, a pesar que aparentemente no estaba activo para las grandes audiencias.
Al momento de su muerte Charles estaba divorciado, tenía 12 hijos, una mesa de llena de Grammys y sus últimas composiciones esperando ser descifradas en sus tabletas de braille.
La versión de Ray Charles de «Georgia on my mind«, una de las canciones más sentimentales y poderosas a ritmo de soul, es la canción oficial de ese estado, y el hecho que nunca la haya visto es una de las ironías musicales más grandes de la historia de la música.
Escucha a Ray Charles visitando lobotoradio y pidiendo sus canciones en el índice alfabético bajo la letra R. O haciendo click en los siguientes enlaces a archivos MP3.
1. Ray Charles – Georgia on My Mind
3. Ray Charles y Betty Carter – Baby, It’s Cold Outside
Descubre más desde El Nuevo Cojo Ilustrado
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.