Luego de anunciar las nominaciones para los Premios de la Academia el 31 de enero, un comentarista notó que «la gran mayoría de la películas que buscan el premio mayor provienen de fuera del sistema de los grandes estudios y todas están saturadas de mensajes sociales»; otro observó que «películas alternativas de bajo presupuesto dominaron» las nominaciones. Tomando en cuenta que el concepto que utiliza Hollywood para definir «bajo presupuesto» y «alternativa» puede ser un poco fuera de lo normal, esto no es del todo malo, ¿verdad?
«Brokeback Mountain», «Capote», «Crash», «Good night, and Good Luck», y «Munich» representan un grupo de cintas más serio, a pesar de sus limitaciones, que cualquier otro grupo de películas nominadas como las mejores en años recientes. «Brokeback Mountain», del director Ang Lee, ha sido filmada con un verdadero sentido de protesta (en contra de la represión sexual y social), «Good Night, and Good Luck», siente una ira genuina por el estado actual del periodismo estadounidense. «Munich», de Steven Spielberg, muestra una profunda repulsión hacia la brutalidad del estado de Israel y la política de Estados Unidos. «Capote», dirigida por Bennett Miller, ha sido lograda con éxito, pero parece no captar los temas más fundamentales de la novela de Truman Capote, «In Cold Blood» [A sangre fría]. Y «Crash», dirigida por Paul Haggis, es un análisis generalmente confuso de las relaciones sociales y raciales en Estados Unidos. Los directores de las cinco películas han sido nominados en la categoría de Mejor Director.
En contraste, entre los años 2000 y el 2004, de un total de 25 películas nominadas como las mejores, tan solo «Gosford Park» (2001) y «El pianista» (2002) parecen haber tenido algo de valor.
Quizás por alguna razón arbitraria, las nominadas como mejor Actris este año (Judi Dench en «Mrs. Henderson Presents», Felicity Huffman en «Transamerica», Keira Knightley en «Pride and Prejudice», Charlize Theron en «North Country», and Reese Witherspoon en «Walk the Line» dieron actuaciones más débiles o aparecieron en películas de menor importancia que sus contrapartes masculinos (Phillip Seymour Hoffman en «Capote», Terrence Howard en «Hustle & Flow», Heath Ledger en «Brokeback Mountain», Joaquín Phoenix en «Walk the Line», y David Strathairn in «Good Night, and Good Luck»).
En la categoría de mejor actriz secundaria, Rachel Weisz («The Constant Gardener») y Michelle Williams («Brokeback Mountain») son muy merecedoras de sus nominaciones, como lo son también George Clooney por «Syriana» y Jake Gyllenhall por «Brokeback Mountain».
«Good Night, and Good Luck», de George Clooney, recibió seis nominaciones; «Munich», de Spielberg, colectó un total de cinco; «The Constant Gardener», basada en la novela de John Le Carré acerca de los planes malévolos de las grandes empresas farmacéuticas, recibió cuatro nominaciones; y «Syriana» (dirigida por Stephen Gaghan), una crítica acérrima de la política de Estados Unidos en el Medio Oriente, recibió dos (mejor actor secundario y mejor guión original).
«Joyeux Noel» (dirigida por Christian Carion) de Francia, una cinta algo amateur pero sin embargo bastante conmovedora acerca de la fraternización de tropas enemigas durante la Primera Guerra Mundial, fue una de las nominadas como mejor película extranjera, junto con la cinta de palestino Hany Abu-Assad acerca de dos posibles bombas-suicidas: «Paradise Now».
El proceso por medio del cual la realidad social se abre paso a través del sistema de los estudios cinematográficos estadounidenses es extremadamente complejo y enrevesado, y con muchos obstáculos bloqueando el camino. Factores como las fortunas, el aislamiento y el ensismamiento entran en juego. No obstante, ciertas realidades están haciéndose sentir. La repugnancia hacia los crímenes del gobierno de Bush y la cobardía e impotencia del Partido Demócrata están energizando y hasta radicalizando a sectores liberales y de izquierda en la industria cinematográfica. No hay razón para dudar la sinceridad de la oposición, aún cuando uno reconoce y critica sus limitaciones.
Cierta polarización está ocurriendo en el cine de los Estados Unidos. En un extremo se encuentra la renovada crítica social. Kenneth Rogoff , ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional y profesor de economía en la Universidad de Harvard, recientemente encontró tiempo para divagar acerca de como las grandes empresas han surgido como los «villanos favoritos de Hollywood». Refiriéndose a «The Constant Gardener» en particular, Rogoff comenta que «En este momento y cada vez más las empresas multinacionales están siendo pintadas como las súper villanas de nuestro mundo globalizado. A pesar de todas sus promociones subliminales y la sutil colocación de sus productos, las empresas están siendo vapuleadas hasta quedar como lo más vil de nuestra cultura popular «. Alarmado, Rogoff también mostró cierta consternación ante el hecho que «los esbozos caricaturescos de Hollywood de las malévolas empresas multinacionales puedan algún día apoderarse de la conciencia general, lo que podría llevar a rebeliones políticas que rompan el contrato social de hoy día».
Bueno, la idea no parece mal.
Al otro extremo, uno se encuentra con películas que son más estrepitosas, triviales y sosas que nunca antes. En el 2005, los ingresos internos de Hollywood sólo llegaron a $8.945 billones, o sea, una baja de 5.2% en comparación al 2004, siendo la primera vez desde 2001 que el total cayó por debajo de los $9 billones. Y si se toma en cuenta que el precio de los boletos ha aumentado, la situación es aún más negra, pues la asistencia ha disminuido un 7.1% desde el 2004. En el 2005, los cines en Estados Unidos vendieron 1.41 billones de boletos, la cifra más baja desde 1997.
«Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith», la irracional película de George Lucas, logró recibir apenas una nominación: por maquillaje, mientras que «King Kong», dirigida por Peter Jackson («Lord of the Rings») a un costo de $200 millones, recibió un puñado de nominaciones técnicas. Paul Giamatti, actor de mucho talento, fue nominado como mejor actor secundario por «Cinderella Man», dirigida por Ron Howard, película que, cuando más, es nauseante. Por otra parte, Russell Crowe fue afortunadamente ignorado en su papel estelar en la misma cinta. La mediocre «Batman Begins», de Christopher Nolan, fue nominada por su cinematografía.
A veces se culpa a las ventas de los DVD por la caída en la taquilla de los cines, pero la revista Variety reporta que ya para mediados del año 2005, los ingresos por ventas de las vídeo caseros sólo habían aumentado un 2.54% en comparación con el aumento de 15% en 2004. Los estudios de cine de Estados Unidos definitivamente se merecen sus dificultades. En vez de considerar seriamente como podrían mejorar sus películas, los ejecutivos de los estudios se preocupan principalmente en como expandir sus mediocres productos por el globo terráqueo, en mercados tales como Rusia y China, y en como arrasar con las restricciones a esos productos donde éstas existan, como en Corea del Sur (la cual recientemente hizo un acuerdo para disminuir en un 50% la cantidad de días que los teatros de cine tienen que consagrarle a películas criollas).
La ceremonia para los premios Oscar tendrá lugar este año el 5 de marzo en el Teatro Kodak, en Hollywood, California.
David Walsh es un crítico de cine norteamericano y columnista del World Socialist Website.
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