Considero que fue una movilización exitosa aunque un tanto desorganizada. Comenzó a las 16:00 en Union Square, una gran plaza céntrica de Manhattan. La zona se fue llenando hasta que la policía debió cortar Broadway avenida y la 14th. Street (calles híper transitadas de la urbe).
Desde los altoparlantes se escuchaban relatores en inglés y español que incitaban a la concurrencia a cánticos, a gritar «¡Si se puede, Yes we can!», «el pueblo unido jamás será vencido», «anmistía ahora», «no somos cinco, no somos 100, somos millones, ahora lo ven», etc. No faltaron alusiones al Che ni cánticos anti Bush, guerra de Irak y terrorismo. Los participantes querían hacerse oír y entonaban los cantos con pasión.
1ro de mayo
Si bien la mayoría éramos latinos, había grupos de chinos, filipinos, pakistaníes y coreanos bastante numerosos con sus carteles y sus canciones, incluso fueron oradores y aplaudidos por todos.
Alrededor de las 5:20 la marcha comenzó a moverse lentamente bajando por Broadway hacia la Corte Suprema de la ciudad. En ningún momento dejaron de cantar y la policía no provocó enojos de ningún tipo. Una vez en la plaza de la Corte se armó un nuevo palco (que no llegué a ver al igual que el de Union Square) y los diferentes oradores hicieron sus discursos.
A las 6:30 supuse que todo había terminado, por las dudas retomé el camino y, ¡o sorpresa! me encontré con la segunda parte de la marcha, mucho más numerosa y organizada que la primera, con grandes carteles que separaban los grupos, y cada uno de ellos con su director musical con megáfono en mano. Esta marcha se extendía por nueve cuadras y avanzaba a paso firme hasta la plaza de la corte.
No puedo calcular la concurrencia, mañana la policía y los diarios mentirán al respecto, pero fue importante y masiva.
Más de 10.000 negocios de la ciudad no abrieron sus puertas, mucha gente no fue a trabajar y otros debieron asistir por las amenazas de despidos a pesar que varios sindicatos apoyaron la protesta.
Había gente de varios niveles socioeconómicos, de todas las edades, familias con niños, lisiados en sus sillas de ruedas, músicos, bailarines, disfraces e incluso una gran concurrencia de jóvenes estadounidenses apoyando la causa y cantando en trunco español o en inglés.
Todos los países latinoamericanos dijeron presente con sus banderas, aunque la de Estados Unidos fue la más popular, incluso las vendían a 1 dólar.
El clima fue de total calma, la gente estaba contenta, sentía que lo que hacía valía la pena. La demostración de fuerza ya fue hecha, no creo que la economía haya sido afectada considerablemente, pero el símbolo de la marcha debería quedar en la retina de los dirigentes a la hora de dictar nuevas leyes que ayuden a vivir con tranquilidad a los millones de inmigrantes indocumentados que trabajan duro para salir adelante.
Por ahora hay que esperar, no quiero hacer pronósticos pues mi escepticismo continua, pero quien sabe me equivoco y muchos se pondrían contentos. ¡Y yo con ellos, que tanto!
2 de mayo
No hay estadísticas
Las aguas se han aquietado, han pasado dos días desde las marchas y la gente sigue esperando.
A diferencia de otras manifestaciones populares en USA, las autoridades no han dado cuenta del «aftermath» o recuento de la movilización del 1º de mayo.
Dirigentes de asociaciones de inmigrantes exageran lógicamente los resultados, he llegado a escuchar que Estados Unidos perdió u$s2000 millones producto del boicot a consumir productos alimentarios de empresas locales, lucro cesante por obras en construcción, agricultura, negocios cerrados y el transporte. No creo que el número sea tan grande, pero dista muchísimo de los 40 millones que adjudican desde puestos secundarios del gobierno federal.
Anoche hice de «tripas corazón» y miré noticiosos de televisión. Ninguno de los canales latinos me proporcionó el dato que necesitaba, ningún informe arriesgó números creíbles y en lugar de datos colocaban comentarios vacíos y faltos de periodismo. No me dieron el dato de cantidad de manifestantes ni de impacto económico del acontecimiento y perdí más de una hora tratando de escuchar un dato que me fue negado.
¿La policía no hizo estadísticas? ¿El FBI tampoco? ¿Desde el ejecutivo nadie exigió datos fehacientes? No lo sé.
Solo sé lo que vi en Nueva York y fue grande.
¿Qué resultados tendrá? No lo sé, por el momento quedó representada la fuerza de los más de 40 millones de latinos que habitan estas tierras y que representan en su mayoría la producción primaria y de servicios, imprescindible para la comodidad del resto de la población.
Seguiré buscando números, mientras tanto el sabor amargo de la falta de información sigue dando vueltas por mi boca.
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