Mentiras verdaderas

Alguien me dijo que escribir era el mejor trabajo del mundo. Si bien, hay otros más interesantes desde el punto de vista lucrativo -aunque nunca comparables-, esta necesidad de transmitir y comunicar se inicia desde el mágico momento en que alguien no se da abasto para percibir la realidad y va dando tumbos con su mente más allá de los límites del mundo, donde termina lo real y comienza la oscuridad cubierta de ese frío miedo a las sombras de lo desconocido.

Es allí cuando el hombre se lanza en busca de la verdad. Esta tarea no es nada fácil en estos tiempos cuando las mentiras universales están sustituyendo a las verdades plurales. Y a nadie debe extrañar que estemos viviendo en un mundo al revés, un mundo de cabeza. Y que asistamos a las contradicciones con una normalidad alarmante. Alarmante porque hasta el lenguaje está perdiendo su significado y los eufemismos sustituyen a las viejas definiciones. Y como nos comunicamos a través de las mentiras, hay que aprender a descifrarlas para darles el significado que realmente se merecen, es decir, llamar a las cosas por su nombre y dejar de lado las mentiras y verdades a medias.

El 5 de julio de 1811 quedó grabado en la memoria de la historia, como la fecha en que un pueblo decidió poner fin a años de dominio y acabó de una vez por todas con los grilletes y cadenas que pretendían aprisionar un espíritu ansioso de la libertad que se le había negado tras años de injusticia y opresión. Mucha sangre regó las sabanas, llanos y paisajes de nuestro territorio para que los venezolanos pudiésemos acariciar ese tan esperado sueño de libertad. GLORIA AL BRAVO PUEBLO por fin somos hombres libres, viva la Libertad, viva la Revolución, viva la Independencia.

Desde entonces, mucha agua ha corrido, son muchas las batallas que nuestro país ha tenido que librar sangrientas en guerras civiles, crueles dictaduras militares y épocas donde el caudillo más fuerte era el que con la «Ley del Garrote» hacía su voluntad. Los ideales de la gesta independentista fueron dejados de lado por la avaricia y la sed de poder; pero la lucha continúa, el pueblo no se rinde y lucha por esa libertad negada, por más costoso que sea el precio.

23 de enero de 1958, «fin de la tiranía». El espíritu democrático y los ideales de Libertad y Justicia logran imponerse y barrer de una vez por todas con la humillación de vivir de rodillas ante el poder de un hombre. El pueblo gritaba: -«ABAJO LA DICTADURA, VIVA LA DEMOCRACIA».

Poco duró la luna de miel democrática. Definitivamente lograr la independencia y la libertad de nuestra patria no es cosa fácil. Todos recordamos como políticos traidores acabaron con todo ese nuevo ideal que presagiaba un destino lleno de felicidad. Con asco recordamos cada personaje que a fuerza de maña llegó a tener la oportunidad de gobernar nuestro país: «El Gocho», su despilfarro petrolero y su Ese hombre sí camina; «Cochino de Monte» con sus Torontos de Caucaguita que lo hicieron perderse en la realidad; el Dr. Bochinche junto a su idolatrada secretaria, quienes sumergidos en su romance etílico nos hicieron recordar las más afamadas novelas de Delia Fiallo; el segundo reinado de «El Gocho» y su recordado ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario, que definía al pelo su Plan de Gobierno; qué decir de el Dr. Caldera y su chiripero de apetito insaciable que arrasó con todo a su paso. En la calle sólo se escuchaba: -«FUERA LOS CORRUPTOS.»

El resto de la historia ustedes ya lo conocen. El Comandante Chávez derrotó a las cúpulas podridas montado en su brioso corcel y empuñando la espada revolucionaria de Bolívar, con la cual cortó la cabeza de un sistema putrefacto y mal oliente. Una especie de héroe, algo así como un Súper-Presidente, un Chespirito de la política que con su «NO CONTABAN CON MI ASTUCIA» Y «FUE SIN QUERER QUERIENDO», acabó con la maldición que recaía sobre nuestra preciada Patria. Al fin la libertad llegó a nuestros hogares, nuevos hombres libres, al frente de una nueva y gran nación que inspirada en el árbol de las tres raíces, Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora sirven de fundamento ideológico al más bello anhelo de Igualdad, Libertad y Justicia.

El magnánimo Comandante Fidel Castro es la inspiración contemporánea de nuestro proyecto de país. El modelo revolucionario implementado por él forma parte de nuestro gran reto. Una Cuba continental, no es cosa fácil de lograr de un día para el otro. Alcanzar ese nivel político, económico, social y tecnológico… pero seguro que en poco tiempo con la ayuda de maestros, médicos, científicos -y en general cualquier otro especialista- lograremos estar a la par de una gran potencia como lo es nuestra hermana caribeña.

Este sueño no puede quedar en nuestras fronteras. La idea es expandirse a todo el continente a través de nuestras hermanas guerrillas de Colombia, Brasil -y su nuevo gobierno revolucionario-, y Ecuador, para así ir logrando un nuevo frente que levante su voz de rebeldía contra las naciones imperialistas que nos han oprimido y esclavizado durante estos últimos 500 años de historia. Qué diferencia, ahora al pueblo canta en la calle: «ALERTA CAMINA LA ESPADA DE BOLÍVAR POR AMÉRICA LATINA».

El Gobierno popular revolucionario en estos 5 años ha logrado metas realmente impresionantes. Hemos logrado barrer la vieja Oligarquía y reemplazarla por una clase de industriales y comerciantes revolucionarios afectos al proyecto. Nuestra política económica nacionalista anti-norteamericana, basada en la producción nacional y la restricción del mercado cambiario, ha permitido tener unas reservas internacionales nunca antes vistas. Otro ejemplo es la política petrolera y nuestra alianza estratégica con Irán, Irak, Libia y Rusia, que repercute favorablemente en los actuales precios del petróleo. La política internacional nos ha acercado más a los países tercermundistas en busca de una alianza mundial a favor de los países mas desposeídos.

La educación es uno de los más grandes logros revolucionarios, 5000 Escuelas Bolivarianas, la eliminación de las matriculas escolares, el descenso de la de deserción escolar, ni hablar del Plan Robinsón para alfabetizar un millón de nuevos votantes, que defenderán la Revolución a cualquier costo. La salud ha mejorado con la traída de expertos médicos cubanos y el Plan Barrio Adentro, donde el profesional de la salud interactúa con la comunidad en las zonas más populares. Nuestros amigos cubanos cumplen estas tareas sin ningún interés más allá del de brindar salud y enseñar a leer y escribir a estos ciudadanos que fueron marginados por la sociedad. La política de construcción de viviendas ha dado la solución habitacional que nuestra gente necesitaba creando más de 50 mil viviendas dignas. La gestión gubernamental en el sector productivo ha disminuido la tasa de desempleo.

Las Fuerzas Armadas juegan un papel muy importante en este nuevo proceso, ya que de la mano con su pueblo intervienen en el desarrollo social, defendiendo a los que siempre fueron reprimidos con armas y que hoy son tratados como ciudadanos. Además tienen la función primordial de actuar junto a ese pueblo, como columna fundamental para defender el proceso revolucionario de los enemigos del proyecto -quienes nunca faltan- y que con su campaña mediática pretenden hacer ver que el Gobierno pierde popularidad, cuando la verdad está en la calle, lo dicen las encuestas, 75% a favor del Gobierno Bolivariano. De nada les han servido todas la mentiras: que Chávez es comunista, que estamos aliados con Fidel, que se violan los Derechos Humanos, que vamos a meter presa a la Oposición, etc. Todas esas mentiras lo que han hecho es darle más fuerza y vigor. VIVA CHÁVEZ.

Todo lo antes expuesto, nace de recoger lo que dicen en las calles los seguidores del Gobierno; verdades a medias mezcladas con mentiras. Pero sólo puedo decir que para mí una mentira repetida cien veces, mil veces y más, sigue siendo una mentira. Eso sí, poseedora de una gran movilidad capaz de infiltrarse a diario en el cerebro de muchos de nuestros compatriotas. Nublando y cegando sus mentes, logrando muchas veces que no se den cuenta de que lo que tenemos hoy en día, no es muy diferente a lo que teníamos en el pasado.

Nadie quiere recordar y mucho menos regresar. Se repiten los mismos errores, los mismos personajes, la corrupción, las historias sórdidas y truculentas, con el agravante que hoy en día el Gobierno cuenta con una maquinaria confeccionada para desvanecer, debilitar y aplastar a los adversarios del régimen revolucionario del presidente Hugo Chávez. Esta ha sido la punta de lanza en la lucha, la imposición y la sobrevivencia de un régimen con una ideología que propone un cambio de orden social -disimulado con astucia y engaño con el nombre de Revolución Bolivariana Democrática- que no es más que una versión criolla del sistema comunista castrista, que sólo existe en la cabezota de un loco como Hugo Chávez, quien lamentablemente tiene seguidores fanáticos, en parte por la ignorancia y falta de cultura que nos dejaron los gobiernos demócratas del pasado.

Venezolano, no importa de que parte del país seas, ni tu religión, ni tu condición social. Es mentira que somos tan diferentes; somos uno sólo. El destino de nuestro pueblo dependerá de la capacidad que tengamos de unirnos, de perdonar y aceptar los errores. Basta ya de mentiras, no le sigamos el juego a un grupito de vividores que a fuerza de manipulación e intrigas quieren esclavizarnos como a nuestros hermanos del pueblo cubano, que no pueden esperar la hora de la caída del régimen bastardo del dictador Fidel Castro.

Llegó la hora en que en la «tierra de ciegos», el pueblo comience a recuperar poco a poco la visión para que el tuerto entienda que no será nada fácil derrotar a un país que ve, siente y vive la realidad. Hoy más que nunca está vigente el pensamiento de Bolívar; nos toca a nosotros darle el sentido verdadero y continuar su obra inmortal, dile no al engaño, abre los ojos y sal a la calle a dar la pelea, Venezuela cuenta contigo. 


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