M. Night Shyamalan nos «sorprende» otra vez

Pocos directores de cine han capitalizado tanto en su mediocridad y en la mediocridad del público como M. Night Shyamalan. Shyamalan saltó a la palestra pública en 1999 con «El sexto sentido» y desde entonces ha hecho una carrera basada en películas cuyo gancho es un final inesperado. Inesperado al menos para aquellos que no han visto ninguna de sus películas anteriores o ninguna película de horror de los ochenta o aunque sea un capítulo de la «Dimensión Desconocida». Y en su última película «The Village», las cosas sólo empeoran.

Para no echarles a perder la «diversión» sólo voy a decir que «The Village» sucede en un pueblo en alguna parte del noreste de los Estados Unidos, donde la población vive en pánico de seres sobrenaturales que habitan en los bosques que los rodean y para lo cual han armado toda una infraestructura de seguridad que sorpresivamente no incluye llamar a la guardia civil.

Vivir en miedo es una de las paradojas del país más poderoso del mundo. Y en principio, cuando este guión empezó a ser escrito, estoy seguro que era la idea detrás de «The Village», hacer del pueblo una metáfora de todo el país en estos tiempos de Al-Qaeda y antiamericanismo global. Por supuesto, nada de eso se materializó y en cambio lo que llegó a las pantallas este verano es una fotocopia de la obra de un director con ínfulas de artista cuya fama nunca nadie podrá explicarse.

Para sustentar esto vayamos de vuelta a 1999, cuando junto a otra película, «The Blair Witch Project», «El sexto sentido» dominaba las carteleras de cine. «The Blair Witch Project» hace ya bastante que fue justamente removida de las estanterías de todas las tiendas de video, y sus directores empalados en alguna parte del más allá hollywoodense, incapaces de quitarse de encima el estigma de one hit wonders.

En «El sexto sentido» Shyalaman seguía las desventuras de Bruce Willis, un divorciado medio raro que vive en Filadelfia y es constantemente ignorado por todos menos su socialmente inadaptado hijo. Al final «la sorpresa» es que Willis está muerto y por eso es que todo el mundo lo ignora. Que Willis nunca se preguntara porque sólo una persona en el mundo podía escucharlo, o porque podía atravesar paredes, o porque no trabajaba, o porque siempre vestía la misma ropa, es algo más allá de cualquier lógica, excepto la de Shyamalan. Pero esto no pareció molestarle a nadie y hasta le ganó una nominación al Oscar a Haley Joel Osment por su papel de médium amigable.

Al año siguiente Shyamalan regresó a la pantalla con una película con menos lógica aún, la cual ni me voy a molestar en comentar: «Unbreakable», la cual salió de las pantallas de cine tan pronto como llegó a ellas. Entonces creí que el público finalmente se había dado cuenta que estaban siendo timados por Shyamalan, pero esto sólo era una ilusión, porque entonces llegó «Signos», su segundo gran blockbuster, y su esfuerzo más pobre a la fecha de escribir un guión con algo más que un final.

Tomando como cierto que Shyamalan no sabía que los «crop circles» que en «Signos» son «prueba» de vida extraterrestre, hace décadas se descubrió eran la invención de unos campesinos sin nada mejor que hacer, aun así no se explica como, en palabras de la crítico de cine Tara Ariano, «unos aliens que no pueden soportar el agua, deciden invadir un planeta cubierto por ella…»

Según el mismo Shyamalan, estas cosas no son importantes para él, sino la construcción de una película con un final inesperado, sin darse cuenta de que hacer lo mismo una y otra vez lo único que ha revelado es que es un mago de un sólo truco.

Tristemente no todo el mundo piensa igual, pero ¿cuántas veces se puede lanzar alguien de una montaña rusa antes de aburrirse? Por lo visto indefinidamente, por que «The Village» otra vez ha convertido en Shyamalan en un «Top Ten» este verano.

Y que el público vaya a ver estas películas no es el problema. El problema es que entonces tenemos a autores como Alejandro Amenábar, siendo «influenciados» por joyas como Shyamalan y produciendo películas con finales sorpresivos como «The Others» que sólo son un desperdicio de talento y recursos.

Los géneros menos respetados del cine son el de horror y ciencia ficción (y el porno, pero eso es otra historia), los cuales sólo en contadas ocasiones han sido bien recibidos por la crítica. Pero entre estos dos, la ciencia ficción ha tenido la suerte de contar con autores serios que han creado verdaderas obras de arte cinematográficas. Cosa que en el horror aún está por suceder.

Claro que existe «El exorcista» y «El bebé de Rosemary» pero ni siquiera estos filmes son lo suficientemente poderosos para imprimir al género la credibilidad que procuró «2001: odisea del espacio» o «Blade Runner».

Y en medio de este panorama está Shyamalan que pretendiendo hacer de Ridley Scott del horror simplifica más al género, llevándolo a los niveles formuláicos de Jason y las pesadillas en las calles del infierno, pero sin siquiera el mínimo de satisfacción que estas películas ofrecen.

Osea, y aquí estoy tratando de ser lo más imparcial posible, ¿soy yo o es que «The Village» ni siquiera da miedo? Shyamalan juega a ser visualmente interesante, y a obtener unas actuaciones creíbles de un casting innecesariamente brillante, pero sin mayor fondo que el de brindar una excitación momentánea. Como en una montaña rusa, y eso no es arte, es entretenimiento y por demás, barato. Cero Uno.

Producción: Escrita y dirigida por M. Night Shyamalan; director de fotografía, Roger Deakins; editada por Christopher Tellefsen; música por James Newton Howard; producida por Mr. Shyamalan, Scott Rudin y Sam Mercer. Estudio: Touchstone Pictures.

Protagonistas: Bryce Dallas Howard (Ivy Walker), Joaquin Phoenix (Lucius Hunt), Adrien Brody (Noah Percy), William Hurt (Edward Walker), Sigourney Weaver (Alice Hunt), Brendan Gleeson (August Nicholson), Cherry Jones (Mrs. Clack) y Celia Weston (Vivian Percy).

Enlaces de interés

1. Website oficial de «The Village»


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