La democracia

Sin pretender hacer un estudio profundo de esta corriente política que entre sus virtudes propone la división e independencia de los poderes como condición sine qua non para su auto control, quisiéramos hacer algunos comentarios sobre su funcionamiento. Sabido es que los griegos en su época de dominio de la civilización, fueron los que introdujeron el término en la teoría y en la práctica, era la forma como podían resolver los problemas sociales, mediante la decisión de la mayoría. Indudablemente que el sistema con el paso del tiempo ha venido evolucionando y perfeccionándose, de tal manera que uno de las virtudes que se le pueden atribuir a la democracia es la capacidad de auto corregirse y perfeccionarse.

Hay una corriente mundial que pretende lograr que todos los pueblos del mundo adopten este sistema como forma de gobierno, basta con hurgar en el seno de las organizaciones internacionales para comprobar que las grandes decisiones que frecuentemente se toman prevalece la decisión de la mayoría, la cual es respetada por todos aun cuando en las discusiones previas hayan sido de opinión contraria. Este espíritu prevalece en la Organización de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (En esta organización existe la Carta Democrática), la Unión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, etc.

Con este preámbulo entraremos en el caso de Venezuela. La idea de una República Democrática, Libre e independiente surgió en Venezuela a raíz de la lucha de nuestros libertadores por la independencia, desde entonces los venezolanos han luchado generación tras generación por mantener la democracia como sistema político; la historia republicana nos muestra que casi en toda la vida de la nación la democracia ha prevalecido. El caso del momento merece una consideración especial. El gobierno actual proviene de unas elecciones democráticas las cuales le dan legitimidad y colocaron en sus manos las llaves que abren las puertas del corazón del sistema democrático del país.

Con esas llaves se abrió la sensibilidad de los venezolanos que aceptaron un discurso que proponía mejorar el sistema democrático existente habiendo mayores posibilidades para todos, dándole más independencia a los poderes, creando el poder moral y elevando el sistema electoral al rango de poder autónomo e independiente. Los desaciertos y aberraciones de que se acusaban los gobiernos democráticos anteriores fueron suficientes para que mayoritariamente el pueblo optara por esta nueva propuesta y apoyara al nuevo gobierno en las acciones que conllevaron a la suspensión del Congreso Nacional, la elección de una Asamblea Constituyente, la aprobación de una nueva Constitución, ratificación del gobierno Nacional y la conquista de la mayoría de los gobiernos regionales y locales. Voceros de alto nivel intelectual e impecable trayectoria académica, convencieron al pueblo de que este era el camino, y el Presidente, el líder que sin duda nos abriría nuevos derroteros por donde transitaríamos hacia la refundación de la Nación, donde encontraríamos una democracia participativa, poderes soberanos, independientes y autónomos, descentralización, perfeccionamiento del sistema legislativo y del sistema judicial, perfeccionamiento del organismo contralor y en fin, una democracia mejor.

La democracia no se decreta, se vive, se siente, se percibe en cada actuación tanto de la población como del gobierno. Los derechos se ejercen y las leyes están para facilitar su ejercicio. Las minorías son un problema para un gobierno, pues sus derechos no pueden ser violentados, truncados o menoscabados por la mayoría aún en el caso de que esta sea abrumadora. El demócrata siempre exigirá sus derechos, aun cuando no logre conquistarlos plenamente él seguirá exigiéndolos aunque su solicitud sea infructuosa una y otra vez. Los gobernantes demócratas deben considerar esta situación con mucho respeto a las minorías y a los disidentes.

El estado democrático tiene como poder visible al Ejecutivo, cuya función es la administración de los recursos, la generación de políticas y la preparación y ejecución de los planes de desarrollo que deben dirigirse al mejoramiento de las condiciones de vida de la población. El poder Legislativo tiene la función de legislar y la función de contraloría. El poder judicial tiene la función de la aplicación de la justicia, es decir darle vigencia a la constitución y a las leyes de la República.

En Venezuela se ha dado el rango de poder a la función electoral y a la función del ministerio público y la defensoría del ciudadano, cosa que nos ha parecido muy bien.

El problema con todo esto y que ahora enfrentamos, radica en la intromisión de un poder dentro de las actividades de otro y la actuación antidemocrática que se puede haber observado en la actuación de los poderes que indican que la actividad predominante en el accionar nacional está viciado de influencia del partido de gobierno y del ejecutivo.

Esta idea está arraigada en el sentir de un gran número de la población y no se convencerá de lo contrario hasta que los protagonistas de los poderes den muestras fehacientes de que tienen autonomía, independencia y que no son susceptibles a ser influenciado por órgano alguno y que sus actuaciones obedecen al cumplimiento de la norma establecida. Cuánto quisieran los venezolanos de la oposición por ejemplo, que el poder electoral se ajustara al tenor de la Ley del Sufragio y Participación Ciudadana. No piden más y eso no es imposible de cumplir. Lo peor que le puede pasar a una democracia es que con medidas de aparente democracia se vulnere la esencia de ésta, que no es otra cosa que el acatamiento de las leyes como filosofía de vida para un pueblo. En un país democrático se respetan las decisiones de los poderes, pero también los poderes respetan al pueblo, que al fin es el soberano, porque mantiene al estado con su tributo directo o con el que le corresponde por las riquezas que el ejecutivo administra en su nombre.

Hoy quiero pedirles a todos los venezolanos un minuto de reflexión sobre este tema de forma tal que saquen su propia conclusión.

A.- ¿Existe hoy más independencia y autonomía de los poderes?

B.- ¿El Poder Moral y el Poder Electoral cumplen sus funciones en beneficio de la población?

C.- ¿Funciona la Democracia Participativa?

D.- ¿Hay más seguridad, mejor asistencia social, mejor educación y mayores posibilidades de Empleo?

E.- ¿Se siente más seguro respecto a su futuro y el de su familia?

F.- ¿Se siente mejor representado por sus autoridades locales y regionales?

G.- ¿Cree usted en las promesas del ejecutivo nacional sobre una Venezuela mejor?

H.- ¿Cree usted que el Ejecutivo Nacional sea capaz de dar empleo a la población económicamente activa?

I.- ¿Cree usted que el poder adquisitivo del venezolano volverá a ser uno de los mejores del mundo?

Después que usted reflexione sobre esta guía, entonces saque sus propias conclusiones y dele rienda a su libre albedrío.


Descubre más desde El Nuevo Cojo Ilustrado

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario