Siempre he tenido debilidad por los diarios y por las memorias. También por las biografías. Y desde hace mucho he pensado que este tipo de literatura está muy bien para acercarse a los autores, a sus vidas, a la forma de encarar su profesión literaria. Eso sí, siempre con prudencia, conocedor de la necesidad de cada persona de ofrecer la mejor cara de sí mismo, de redimirse e, incluso, de vengarse.
Joseph Anton es un libro de memorias escrito en tercera persona por un escritor perseguido. Un libro en donde el autor cuenta con total crudeza toda su vivencia desde que publicó la novela Los versos satánicos y fue condenado a muerte por blasfemo, incluso con recompensa millonaria para el asesino, por parte de Irán. Un calvario que comienza en 1989 y acaba parcialmente en 2001, aunque tiene secuelas hasta nuestros días.
Pero creo que es algo más que unas memorias al uso. Es una buena radiografía de la situación del mundo actual, tanto política como social y editorial. El caso de Salman Rushdie se sale de los estándares de cualquier escritor por sus implicaciones. Y es un ejemplo de capacidad de resistencia, de inteligencia para convertir su situación de falta de libertad en una afrenta a la libertad de pensamiento y de creación humanas. Es, en definitiva, una lucha por la supervivencia de nuestra civilización.
Nota: Pocos libros tan ilustradores sobre el funcionamiento de la alta política, los medios de comunicación y la sociedad en general.
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