Hablando de huracanes

Estimado Raul: ¿De dónde vienen los huracanes? ¿Quien decide sus nombres? ¿Por qué no le ponen nombres más acordes con su fuerza destructiva como Atila o Genghis Khan en vez de unos tan estúpidos como Katrina? Además, ¿Qué es más destructivo un huracán o un terremoto? María Luisa, Patterson, Nueva Jersey.

Qué pregunta a tono con los días que corren, pero vayamos punto por punto. Llámese huracán a un tipo de ciclón tropical con vientos de más de 118 Km/h en forma de espiral y que se desplaza sobre la superficie terrestre con una circulación cerrada alrededor de un punto central. El funcionamiento es similar a una máquina de vapor, con aire caliente y húmedo proveyendo su combustible.

Estos se crean cuando el agua del mar supera los 80º F (26,5º C) la evaporación aumenta y se forman nubes que aportan la energía para generar vientos y lluvias. Los vientos cálidos de la superficie del mar aceleran la evaporación y la hacen subir velozmente, originando una presión negativa que arrastra el aire en forma de espiral y hacia arriba. Ese proceso se retroalimenta haciéndolos crecer y ganar fuerza mientras la rotación de la tierra pone de su parte haciéndolos girar en forma circular y desplazarse como un trompo. Como la humedad es el combustible, cuando tocan tierra firme, se debilitan y desaparecen.

Su tamaño, depende de muchos factores, principalmente del tiempo recorrido antes de tocar tierra. Generalmente tienen entre 8 y 10 Km. de alto y su diámetro exterior oscila entre los 100 y 700 Km. El ojo del huracán suele medir entre 25 y 40 Km. y es una zona calma, aunque en sus paredes se ubican vientos más potentes. Los huracanes más gigantescos se forman en el Océano Pacífico y pueden medir hasta 1.700 Km. de diámetro con ojos de más de 80 Km.

La escala Saffir-Simpson clasifica los huracanes en 5 categorías según la intensidad de los vientos y los daños probables: Cat 1: Vientos de 118-152 Km/h y marejada de hasta 1.6 m.; Cat 2: vientos de 153-176 Km/h y marejada de hasta 2.5 m.; Cat 3: vientos de 177-208 Km/h y marejada de hasta 3.5 m.; Cat 4: vientos de 209-248 Km/h y marejada de hasta 5.5 m. y Cat 5: vientos de más de 210 Km/h y marejada superior a 6 m.

En lo que a nombres respecta, hasta el siglo XVIII se utilizaba el santoral. Luego se procedió a colocarles nombres femeninos y a partir de 1978 empezaron a alternarse nombres masculinos listados por el Servicio Nacional de Meteorología de los EE.UU. Existen seis listas ordenadas alfabéticamente manejadas por la Organización Mundial de Meteorología, o sea que los nombres se repiten cada siete años, omitiendo los nombres de aquellos que provocaron muchos daños y muertes (Andrews, Hugo, Katrina) y los reemplazan por otro que comience con la misma letra. Les adelanto los nombres para el 2006: Alberto, Beryl, Chris, Debby, Ernesto, Florence, Gordon, Helene, Isaac, Joyce, Kirk, Leslie, Michael, Nadine, Oscar, Patty, Rafael, Sandy, Tony, Valerie, William.

Como dato curioso, al igual que el agua del inodoro, los huracanes giran a favor de las manecillas del reloj en el hemisferio Sur y en contra en el hemisferio norte.

En cuanto a si los huracanes son más destructivos que los terremotos, la verdad es que ambos están lejos de ser lo peor que podemos sufrir. Además, el término «destructivo» es demasiado amplio como para ser el estándar bajo el cual clasificarlos. Pero si por «destructivos» te refieres al que ha matado más gente entonces tenemos que dejarlos de lado y entrar en el territorio de las inundaciones, sequías y epidemias (el SIDA ha matado más de 20 millones de personas en 20 años, y la peste de 1919 el doble de eso en solo un año).

El huracán que más «daño» ha causado fue el ciclón Bhola de Bangladesh en 1970, que provocó más de 300.000 muertes. El peor terremoto que pude conseguir fue el de China en 1556, que destruyó unas 500 millas del centro del país y mató unas 830.000 personas a ± 8 en la escala de Richter.

En comparación, la inundación de 1931 del Río Amarillo en China mató a unas 4 millones de personas, y en la lista de desastres naturales recopilados por el Centro de Investigación de Epidemiología de Desastres y la ONU (15.395 desde 1900), el primer huracán y terremoto apenas aparecen de 23 y 26, respectivamente, y el resto son sequías, inundaciones, epidemias y hambrunas.


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