¡Ese es mi caballo! ¿O no?

Domingo 19 de diciembre. 8:32 de la mañana. Para Juan Chacón, otra oportunidad re-practicar su cabalística rutina. Cartón en mano, un avemaría y par de gotas de agua bendita traída de Betania son parte de su fe inquebrantable: «Hoy si es el día». Misma frase repetida desde hace ¿cuántos?: Ocho años Chacón, ocho años… Un sanduche de Paisa y mantequilla Nelly al gusto hacen justa compañía frente al televisor, mientras el resto de la familia todavía duerme.

A las 9:05 AM se escucha la esperada música. Encartonadísima sale una animadora que viste cual jinete, con licras ajustaditas y un fuete en la mano. «A esta se le puede jugar un quintico», piensa Chacón, mientras la muchachita sonríe con pocas ganas y grita con demasiadas. Aturde. Chacón no le para mucho a sus decibeles, para él son sólo un obstáculo que hay que calarse en el inevitable camino hacia el premio gordo. Hay una pequeña descoordinación y comienza con la rutina de cada domingo, fiel a la tradición de «más millonarios en cada carrera», sin percatarse aún que no tiene audio. Le hacen señas detrás de set, ella calla ante la cámara prendida viendo a su Coordinador. Comienza de nuevo…

Tres, dos, uno…

—¡Buenos días amigas y amigos, bienvenidos al sorteo número 506 de su Súper Cuatro, el Súper King y la Carrera Millonaria! Cuando son las nueve y seis minutos de hoy domingo diecinueve de diciembre de 2004 le damos la bienvenida a la doctora Enaida Pérez, notario público del Distrito Capital, quien verificará los resultados del sorteo. Enseguida le pedimos a nuestra bellísima modelo Yugleiska que… bla, bla, bla. Así sigue cotorreando hasta que rueda el video que da como ganador al caballo número 3 en la tercera carrera, y el sorteo continúa su marcha previsible:

—¿Son correctos los resultados doctora? ¿Los certifica?

—¡¡¡¡Correpto!!!! ¡Certifico!

Juan mira su cartón: tercera carrera, caballo No. 3. Otra vez: tercera, 3. —Coño, ¡¡Me gané 1 millón, jajajajajjajaj, un millón!!

La tarde del domingo transcurrió como es usual en estos casos: alegría, algunas cervezas, llamadas a la familia… Tampoco sueños volaos, un millón de bolívares ya no da para tanto alboroto (aunque algo resuelven en diciembre)…

Hasta allí, todo normal. Otro feliz ganador del verdadero juego favorito de la familia venezolana. Pero esa misma tarde la lotería lanzó un nuevo sorteo que dio como ganador en la tercera carrera al caballo número 1, argumentando que en la mañana se produjo (supuestamente) un error por parte de Venevisión al pasar una carrera vieja que no correspondía a la del sorteo del 19 de diciembre. De hecho, los dueños de la lotería sacaron una comunicación a la luz pública explicando que «por error involuntario, fue transmitida una carrera del sorteo anterior identificado con el número 505 de fecha 12 de diciembre del 2004, tal como se ve claramente en el video de dicha carrera, y sus resultados no se correspondían con la carrera pautada para el sorteo 506». Sin embargo, en ninguna parte del comunicado específica por qué las autoridades que allí estaban certificaron como válido el sorteo.

Aparentemente no demasiados jugadores (incluyendo a Chacón) vieron ese segundo sorteo lanzado en horas de la tarde del domingo, pues en la mañana del 20 de diciembre gran cantidad de estos supuestos afortunados se disponían a cobrar su premio de un millón de bolívares. Entre ellos, por supuesto, Chacón, quien ticket en mano, bate su alegría en las narices del vendedor:

—No te puedo pagar ese ticket amistá, la agencia prohibió esa jugada.

—¿Cómo ej la vaina?

—Nos llamaron de la lotería pa’ decirnos que pagáramos sólo el caballo número 1 en la tercera carrera.

—Mira chico, yo quiero mi dinerito, esa mujer certificó y dio fe pública que los resultados eran los correctos ¿y ahora nos vienen con el cuento de que hubo otro sorteo? ¡Yo quiero mis reales!

—Nada de eso mi pana, eso fue lo que salió en lista y a esa nos atenemos.

Chacón no lo podía creer, y en una mezcla de desconsuelo con arrechera golpea la taquilla de la agencia. No soluciona nada. Media vuelta y a punto de resignación observa la entrada de tres personas que llegan con reclamo idéntico. Al recibir también la misma respuesta, deciden llegarse hasta el INDECU «a ver que se puede hacer».

Cola de gente. Arrechos todos. Querían su millón.

También se llegaron hasta las puertas de la Defensoría, la Fiscalía, TELEVEN y el diario La Voz. Ninguno podía entender como la empresa de lotería les había hecho «trampa» cuando ¡por fin! la fortuna se les había puesto de frente.

Lo que todavía no queda demasiado claro es el conocimiento del juego que tenían sus propios jugadores. El «Súper 4» tiene poco de azar, porque se basa en apostar en carreras de caballos pre-grabadas que no tienen nombres sino números, con un desenlace conocido de antemano y un Notario Público que (de forma mecánica) certifica invariablemente los resultados.

Aún así los apostadores siguieron jugando, apostando hasta el dinerito que no tenían.

El Ministerio Público pidió a los afectados por el sorteo entregar los tickets que los acreditaban como ganadores a fin de realizarles «las experticias de rigor», determinando la autenticidad y totalidad de los boletos ganadores, mientras los dueños de la Lotería se negaron a pagar la suma total y los afectados solicitaron contra ellos y altos representantes del canal de televisión Venevisión la prohibición de salida del país y la suspensión de los siguientes sorteos de esta lotería.

La plata igual no se ha pagado y los jugadores dicen sentirse «estafados» por la Lotería. Pero Chacón sigue con su fe intacta. Esperando su billuyo, ya no para la pinta del 24 ni el ponche crema del 31, pero lo suyo es de él, y eso nadie se lo quita. Al final, un episodio más de jodida descarada y de pendejismo creyente (al y del jugador, respectivamente) del hoy te puede tocar a ti.


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