Rómulo Gallegos es un escritor olvidado en el tiempo. Su obra es frecuentemente citada y es lectura obligatoria en la mayoría de los países de América Latina, pero la singularidad de su mensaje se ha perdido en medio de un continente cada vez más temeroso de dar un paso al frente. Y es que Gallegos no sólo fue escritor, como muchos literatos del siglo pasado en América latina, fue político y gobernante llegando por un breve periodo de tiempo a ser presidente de Venezuela. Como tal no duró mucho, las razones las grita en sus novelas.
Rómulo Gallegos fue sin duda alguna el escritor venezolano más destacado del siglo XX. Le escribió a la Venezuela bella y terrible a la vez, a su plenitud de vida y de muerte atroz, envuelta en la transformación del país que no volvería a ser —la Venezuela colonial del cacao y las tradiciones— y que menguaría tristemente con el descubrimiento del petróleo.
Doña Bárbara
Rendida ante el amor de Santos Luzardo, es el personaje que le da nombre a su más famosa y leída novela, donde el barbarismo es conquistado por la civilización. En esta, como en todas sus novelas, Gallegos el utiliza el paisaje como determinante y catalizador de los conflictos humanos —de una forma que pudiera recordar al Facundo de Sarmiento— y logra un perfecto equilibrio entre el drama y la acción de sus personajes, los cuales tienen un carácter simbólico:
«Doña Bárbara», violenta, caprichosa, abusiva y tiránica, encarna las fuerzas primitivas e impulsivas que dominaban a Latinoamérica en esos días. Ella es la antítesis de «Santos Luzardo», universitario y abogado, símbolo de la razón y la justicia, de su generación preparada pero irrelevante sin una participación en el poder. «Marisela» representa el progreso y la esperanza y «Mr. Danger» la presencia extranjera en Latinoamérica en su afán de explotación y expansionismo. La tragedia del atraso de la sociedad venezolana para aquel entonces y la situación política está representada por los personajes «Ño Pernalete» y «Mujiquita»; la superstición encarnada en «Juan Primito».
Doña Bárbara pudo haber sido escrita ayer dado lo poco que en realidad Latinoamérica ha avanzado socialmente en los últimos 100 años.
Pobre Negro
«Guaruras y carrizos del aborigen vencido se alejaron gimientes hacia las internadas selvas profundas y por la ruta de los ciclones, en las sentinas de los barcos negreros, vino el tambor africano».
Pobre Negro abarca el extenso período histórico entre la Abolición de la Esclavitud y el fin de la Guerra Federal. En las haciendas cacaoteras de Barlovento, Gallegos entremezcla y enfrenta al negro y el blanco, en su centenaria relación de dominación y atracción, que caló en el mestizaje y el tambor de la costa. A pesar de describir como ninguno, los escenarios, costumbres, razas y etnias venezolanas, en el fondo, deja traslucir la preeminencia de la aristocracia blanca y mantuana. Visión también presente en Doña Bárbara, El Forastero y Sobre la misma tierra.
Su visión de la relación de razas en las tierras suramericanas es una realidad que aun existe en nuestras tierras, donde pocas veces encontramos la igualdad con la que los latinoamericanos tanto nos llenamos la boca.
El Forastero
«Ya no les quedaban sino las feas cicatrices amoratadas y el estrago de la fiebre y ya habían vuelto al trabajo. Este avanzaba cauce arriba, despejándolo de árboles y matorrales en largo trecho, pero el campamento se mantenía donde se había instalado; los treinta vagos y maleantes que componían la cuadrilla de forzados en un caney de palma que ellos mismos se habían construido en medio a un espacio cercado de alambradas de púas, en torno al cual se montaba guardia armada toda la noche».
Esta novela y Pobre Negro, parecen unidas por una fina telaraña que marcara la evolución del caudillismo en Venezuela, desde el cabecilla rural y envalentonado hasta el líder cosmopolita e ilustrado.
Las cotidianidades de la política y la tortura durante la dictadura gomecista, se pueden leer en El Forastero independientemente de lo ficticio de sus personajes. Las fuerzas políticas opuestas —gobierno, caudillos, estudiantes— se enfrentan en un pueblo del Oriente venezolano, dejando el típico optimismo esperanzador de Gallegos en la manos de sus héroes.
Escritor y Político
Rómulo Gallegos Freire nació el 2 de Agosto de 1884. Fue escritor, maestro cineasta y político. En 1930 fue elegido senador, pero como acto de protesta en contra de la dictadura del General Juan Vicente Gómez se exilió, primero en Estados Unidos y después en España, donde empezó a trabajar en su obra literaria. Allí permaneció desde 1932 a 1935, período en el cual fue publicada Doña Bárbara.
En 1946 la novela fue llevada al cine mexicano y el papel de Doña Bárbara le fue asignado a una actriz desconocida. Tras la elección, Gallegos, guionista de la película, y el resto del equipo dieron una cena a la cual asistió una joven actriz de cine. Al verla Gallegos se levantó y señaló a los demás comensales: «¡Esa es la Doña que yo escribí!» El papel le fue dado a María Félix, la joven actriz, y la película fue un gigantesco éxito que marcó la carrera de la actriz hasta tal punto que aún es conocida por la prensa como la Doña.
Gallegos regresa a Venezuela al morir Gómez en 1936, y participa activamente en la política, formando parte del grupo de fundadores del partido Acción Democrática, quien lo nominó a la presidencia en 1947. Su activismo político conlleva al declive de su obra creativa, que nunca superaría a sus tres trabajos fundamentales Doña Bárbara, Canaima y Cantaclaro.
Su presidencia terminó abruptamente en noviembre de 1948 con el golpe de estado dado por su ministro de la defensa Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Lloverá Páez, que consideraban a acción democrática una amenaza por su sectarismo. Los tres miembros de las fuerzas armadas habían solicitado cambios en el gabinete de Gallegos, que estaba formado mayoritariamente por miembros de su partido. La negativa a ceder a estas pretensiones, basada en el verdadero líder del partido, Rómulo Betancourt, cuya expulsión del país era otra de las peticiones de los militares, condujeron a su caída.
El nuevo régimen disolvió a Acción Democrática y a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), expulsando a Gallegos del país. Esto lo conduciría primero a México (donde murió su esposa en 1950) y luego a Cuba hasta 1958, año de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
En 1964 se creó en Venezuela el Premio Internacional Novela Rómulo Gallegos, el cual reconoce el trabajo de los escritores de habla hispana. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Manuel Mejía Vallejo, Arturo Uslar Pietri, y otros escritores latinoamericanos de gran trayectoria, han sido merecedores de este premio.
Gallegos muere en Caracas el 4 de Abril de 1969 dejando un legado de altísima invención en todas sus obras: Los Inmigrantes, Cantaclaro, La Brizna de Paja en el Viento, Canaima, donde la angustia existencial por la distribución de las riquezas contra el marco de una naturaleza indomable se despliega con una maestría que solo es opacada por la que demuestra al describir los paisajes naturales que le sirven de escenario.
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