Día internacional de la mujer

El ocho de marzo pasado se «celebró» (y nosotros olvidamos reocordarles) el Día Internacional de la Mujer, una fecha que existe desde 1911. Sin embargo, cuando escribimos «celebró» entre comillas nos referimos al hecho de que las desigualdades siguen existiendo –eso lo sabemos todos- a un nivel inaudito (eso no lo sabemos).

Hechos más allá de las conocidas «circuncisiones femeninas», ritos barbáricos llevados a cabo por tribus africanas; o las humillaciones que deben soportar las mujeres en ciertos países radicalmente religiosos. En la industrializada y avanzada sociedad alemana, por ejemplo, la mujer se concibe con la tríada «kocher, kinder, kirsche», es decir, cocinar, niños e iglesia (¿Iglesia? Iglesia… agárrame ese trompo en la uña). Hablando de países radicalmente religiosos.

No es de extrañar que Deutschland sea el país de la Unión Europea con mayor diferencia entre los ingresos de los hombres y las mujeres, o que sea el país con menos mujeres en cargo de gerente o dirección de empresas y negocios.

Sin embargo, tampoco queremos ser una «nube negra»; es cierto que las desigualdades han disminuido y que hoy en día, mal que bien, las mujeres pueden trabajar. Algo es algo y por supuesto que eso es digno de celebrarse. Pero en lo que a los Derechos Humanos se refiere, no podemos dejar pasar la oportunidad sin recordar que hay mujeres que aún sufren torturas y discriminaciones de todo tipo, y que no son dos o tres sino millones. Que a una compañera en Burkina Faso se le arranque el clítoris usando métodos que hacen American Psycho de Brett Easton Ellis parecer un volumen de Harry Potter es inaceptable. Desde el que a una compañera se le queme viva en la India o se le lapide a muerte en Nigeria, hasta que gane solamente un tercio del sueldo de sus colegas masculinos, la desigualdad perdura. Y debemos combatirla con firmeza, claridad y sobre todo constancia.

El Nuevo Cojo Ilustrado saluda a las mujeres en su pasado día de celebración, excepto a todas las perras como Jenna Jameson, Britney Spears, Paris Hilton y demás catiras operadas que tanto han hecho para seguir humillando a su género y asegurar la continuidad de la sexploitation.   Gracias a ustedes, las feministas ahora no sólo tienen que atacar a los machos gordos, babosos y  retrógrados sino que tienen que voltear alrededor para pincharle la cabeza llena de aire a éstos jamones sobre expuestos revestidos de mal gusto que atentan contra la palabra «sexy».

¡Por la igualdad de los sexos! ¡Abajo la silicona! 

 

Este es otro mensaje por un mundo mejor, cortesia de las mujeres del staff del Nuevo Cojo Ilustrado.


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