9-11: más preguntas que respuestas

«When you have eliminated all which is impossible, then whatever remains, however improbable, must be the truth».

Arthur Conan Doyle

El pasado mes de septiembre se recordó el 4º aniversario de los ataques terroristas en Nueva York y Washington, y si no se dieron cuenta de ello, no estaban solos. Ya que este año, por primera vez, se sintió que la tragedia del 11 de septiembre era historia. Historia antiquísima que aparte de los actos oficiales de rigor llevados a cabo in situ para satisfacer a los familiares de las víctimas, apenas fue recordada con pseudo documentales televisivos sin más pasión que los comerciales de cerveza y automóviles que pagaron por ellos («9-11» is brought to you by Chevy: Like a Rock!). De hecho, casi se podía percibir que de no haber sido por los familiares de esa gente pulverizada en downtown Manhattan y algunos basureros de la ciudad, nadie hubiera movido un dedo para recordar lo sucedido.

Las razones son muchas, algunas más obvias que otras, pero todas definitivamente nada sentimentales. Y es que en apenas cinco años, el actual gobierno logró convertir un hecho histórico que como nunca antes le ganó la simpatía de hasta sus más férreos enemigos a los Estados Unidos, en un día vergonzoso digno de olvidar y que muchos consideran poco más que una excusa (bastante frecuentemente auto infligida) para las aspiraciones de nuevo orden mundial de Bush & Cia.

Comparada con otras tragedias que de una u otra forma llevaron a los EE.UU. a la guerra, el mundo del 2001 estaba lo suficientemente maduro para poner todo a un lado, enviar notas de condolencia y promesas de apoyo. 9-11 fue una oportunidad para comenzar el nuevo milenio con el pie derecho dándole un nuevo sentido a los conceptos de diplomacia y cooperación internacional.

Sin embargo, y casi absolutamente gracias a la desidia y malas intenciones de la administración Bush, en cinco años el planeta ha pasado de ver a los EE.UU. como un líder, a ver un enemigo malvado y despreciable. Siempre hubo brotes de antiamericanismo en alguna parte del mundo desde la guerra hispano-americana, pero como ahora, nunca. Y una de las razones es la creciente duda sobre el génesis del atentado terrorista. Duda que la Casa Blanca no ha querido ni sabido aclarar satisfactoriamente.

Esta es la misma que afloró cuando explotó el Maine en La Habana en 18xx (Washington la provocó para iniciar la guerra con España), y después de Pearl Harbor (Washington dejó que sucediera para entrar en la Segunda Guerra Mundial) y después del asesinato de Kennedy (el tipo era comunista, católico, Oswald era agente de la CIA, etc.).

Ahora esas teorías no son menos perniciosas, y gozan de una lógica más aceptable debido al silencio y evasiva de Washington, exacerbando la imaginación de cualquiera en contacto con ellas por el simple hecho de no existir refutaciones oficiales. Y la lista de teorías crece día a día, y algunas son tan sólidas que de verdad nos gustaría ver con que sale Washington para tratar de explicarlas. Por eso, El Nuevo Cojo Ilustrado quiere refrescar la memoria de algunos lectores sobre temas que aun no han sido dilucidados sobre lo que sucedió ese día y que por fin darían por cerrado este capítulo:

 

1. ¿Quién planeó los atentados del 9-11? Según las teorías de conspiración los autores intelectuales van desde «Los sabios de Zión» hasta el mismo Bush Jr. Pero como todos sabemos que «Los Sabios» no existen y el último se ahoga con pretzels, descartémoslos a ambos sin pensarlo mucho (aunque no así a su papá).

2. ¿Dónde fueron a dar todos los pedazos del avión que estrelló contra el Pentágono? Cualquiera que ha visto fotos de desastres aéreos sabe que donde se estrella un avión, queda un avión. ¿Dónde están esos restos?

3. El 15 de julio del 2004, Qualcomm y American Airlines declararon que entre ambas compañías por fin habían creado la tecnología que permitía hablar por celular desde aviones en vuelo (el comunicado de prensa esta en nuestra versión online). Nuestra pregunta: ¿Qué utilizaron los pasajeros del vuelo 77 de American Airlines para llamar a sus familiares? ¿Cómo pudieron hacerlo mientras nosotros a veces no podemos hacerlo desde un auto en movimiento?

4. ¿Qué demonios tenía que ver Saddam Hussein con todo este asunto?

5. ¿Por qué se dejó que la familia Bin Laden abandonara el país horas después al ataque?

6. ¿Por qué Arabia Saudita y Kuwait son «países aliados» e Irak no lo era si estos tienen un record de derechos humanos que hacen ver a Saddam Hussein como SpongeBob Squarepants?

7. ¿Cuándo es que por fin van a reconstruir «Ground Zero»? ¿Después que se reconstruya Irak o antes?

8. ¿Quién tumbó al World Trade Center 7? Al edificio no le pegó ningún avión. ¿Por qué callaron al administrador Larry Silverstein después que declarara que él, junto con el departamento de bomberos, habían decidido demolerlo? ¿Por qué tan rápido? ¿Tenía algo que ver con que el edificio alojaba oficinas del Servicio Secreto y Citigroup (entonces bajo investigación por escándalos en el manejo de la bolsa de valores y cuyos archivos «lamentablemente» fueron destruidos)? ¿Dónde se instalaron las cargas que lo demolieron? ¿Quién lo hizo? ¿Fue esto antes o después de 9-11? y si fue antes ¿Por qué se hizo mientras civiles trabajando dentro del edificio?

9. ¿De que estaba hecho el edifico Windsor en Madrid? Este soportó temperaturas superiores a los 800° centígrados por 18 horas seguidas, y no se cayó. ¿Era esta edificación de mayor factura que el extinto WTC?

10. Y sólo por no dejar y en caso de que alguien responda: ¿Qué hay en el Área 51? ¿Extraterrestres? ¿La fuente de la eterna juventud? ¿La casa de Elvis? ¿Las armas de destrucción masiva? ¿Qué? ¿Por qué nada de lo que se ha dicho sobre 911 tiene sentido?

 


Descubre más desde El Nuevo Cojo Ilustrado

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario